Ilustración de la "sensación de presencia" en una parálisis del sueño |
Parálisis del sueño, esa sensación de estar consciente y no poder reaccionar. El cuerpo completamente inmóvil y en ocasiones la sensación de que alguien nos esta observando, o que incluso lo tenemos encima. Una angustia difícil de describir la cual según los últimos datos más del 50% de la población lo sufre alguna vez en la vida.
¿Cuales son los síntomas? ¿Se puede prevenir? ¿Es peligroso?
"La Pesadilla" por Henry Fuseli (1781) |
La parálisis del sueño provoca la incapacidad de realizar cualquier tipo de movimiento voluntario.
Puede ocurrir al empezar el sueño o también antes de despertarse. Su efecto puede variar según la persona, aunque lo que no cambia es la sensación de gran angustia que se sufre.
Abrir los ojos, poder ver lo que te rodea y no poder articular palabra ni mover un sólo músculo y al mismo tiempo tener alucinaciones tanto visuales como auditivas, ver sombras, escuchar ruidos o incluso sentir un peso encima de tu cuerpo que te impide respirar con normalidad. Todo esto sin saber lo que está ocurriendo, las palpitaciones del corazón aumentan de forma considerable y el miedo se apodera de tu cuerpo.
No es una experiencia muy recomendable, y esos ejemplos no son más que una pequeña parte de lo que puede ocurrir. La parálisis del sueño es un trastorno muy complejo y quedan muchas dudas que la ciencia aún no ha sido capaz de resolver.
Hay seis experiencias conocidas que pueden manifestarse en dicha parálisis:
Sensación de presencia: sensación de una o varias presencias en la casa a las que se considera como «intrusos». Es una impresión neutra acompañada de aprehensión y temor. Se presupone la presencia sin necesidad de corroborarlo sensorialmente. En algún momento sienten que la presencia se mueve, entra en la habitación, puede acercarse a la cama, incluso sentir presión en el colchón. La mitad de las personas relatan que saben que son observados fijamente, pero no saben identificar desde dónde.
Presencia amenazante: los "testigos" interpretan que la naturaleza de la presencia y el ambiente que la rodea es peligrosa o malévola, y que intenta la posesión (a veces el rapto o abducción en el caso de los visitantes de dormitorio). Se acompaña de un fuerte sentimiento de terror, peligro y urgencia; necesitan despertarse lo más pronto posible. Este estado de pavor no siempre se asocia a la posibilidad de sufrir daño físico, sino más bien al sentido misterioso particular de la maldad que desprende la entidad. Se siente la amenaza de fuerzas sobrenaturales y demoníacas que buscan robar el alma o poseer el cuerpo del durmiente.
Alucinaciones visuales: más o menos vívidas, inconstantes, vagas e indefinidas, cercanas a la pseudo-alucinación; el estímulo externo percibido se reconoce como real. En el caso de la presencia, esta queda fuera de la vista, o en la periferia del campo de visión, o camuflada entre las sombras de la habitación; en algunos casos se relatan imágenes detalladas de objetos y seres como fantasmas, figura oscura a los pies de la cama, esqueletos, calaveras, etc.
Alucinaciones auditivas: al igual que en las visuales, se tiene la convicción de que los sonidos son reales y que provienen del exterior más que de su mente. Son sonidos elementales, mecánicos e intensos, como zumbidos, rumores, siseos, correteos, rugidos, campanadas, golpes, vibraciones, silbidos, chillidos, rechinadas y gimoteos. En otros casos son sonidos identificables concretos como timbres de teléfono, sirenas, herramientas, motor eléctrico, golpes de puerta, arrastrar de muebles, vidrios o vajilla rompiéndose, música extraña, sonido de radio con ruido blanco o que recibe varias estaciones, sonidos de viento, rugido de olas del mar, etc.; las voces humanas son el sonido más frecuente en un 37 por ciento de los casos, en forma de griterío o leves susurros, sin mensaje identificable ni claro.
Alucinaciones táctiles: comunes y relacionadas con la presencia intrusiva; incluye la sensación de que el colchón se hunde, que alguien se sienta, que le retira las sábanas o que la agarra de las manos.
Dificultades respiratorias: sensaciones de presión en el pecho, dificultad para respirar, estrechez alrededor del cuello como si fuera estrangulado, y sensaciones de sofocación y asfixia; estas percepciones pueden explicarse por la parálisis de los músculos voluntarios; el estado de sofocación produce gran angustia, pánico y temor de morir asfixiado. Los ataques físicos en este sentido se asocian igualmente a la presencia maligna.
Recreación de "La Pesadilla" |
Realmente no hay forma de poder evitar por completo la parálisis del sueño, no obstante existen algunos consejos que pueden ir bien.
En la mayoría de los casos ocurre durante la hora de la siesta, también es más propenso si estás boca arriba. El estrés en la vida diaria suele hace aumentar las probabilidades.
¿Que pasa si aún así la sufro? Lo primero de todo, nunca perder la calma. Aunque la sensación es muy desagradable, no hay que olvidar que no es peligroso. Intentar mantener la respiración constante, e ir moviendo poco a poco partes de tu cuerpo que te obedezcan, como puede ser los dedos, ojos, lengua o boca.
Recordar que la duración media de la parálisis es de 1 a 3 minutos (aunque luego siempre parece que ha pasado más tiempo).
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